OLVIDARSE EL CORAZÓN
Cuando las aves
pueblan la mañana,
el reloj me
sentencia a la vigilia.
Empezar a
recorrer el nuevo día, es la consigna;
la incertidumbre
es adónde me llevará el camino.
Nunca se sabe si
habrá obstáculos, premios, castigos,
milagros,
desgracias , rupturas, inicios,
soledad, compañía,
verdad, mentira…
Sólo hay que
arriesgarse a vivir la aventura
y llenarse las
manos de quehaceres mundanos.
Ir y venir por
el tiempo que marcan las horas…
Cumplir los mandatos…
Acariciar las
palabras o empuñarlas como espadas,
según el motor
que me inspire o la gente que me reciba.
Ataque y defensa
parecieran ser
el equipaje de
esta escena cruel,
donde el orgullo
y la pasión no dejan lugar al perdón.
Y después de
andar toda la jornada
repartiendo el
ser entre tantos roles,
me quedo sin
nada.
Al llegar la
noche, rendida y sin anhelos,
regreso al hogar
sin ganas de saludar.
Regaño a mi hijo
sin motivo,
esquivo el
abrazo y me privo del amor.
Dispuesta a
descansar hasta el otro día,
apronto el reloj
como de costumbre;
pero antes de
dormirme descubro
olvidado mi
corazón en un rincón del cuarto.
Entonces
entiendo por qué mi alma está vacía
y mis manos
mueren entre las sombras.
MI REFUGIO
En el rincón de
los afectos
descubro mi
esencia más pura,
aquella que
nunca se asoma
en los grises
que pintan la vida.
Mis lágrimas
lloran recuerdos del pasado
y el pañuelo del
presente no me alcanza
para enjugar
tristezas y agonías.
Se estruja el
corazón en cada estación
donde el tren se
detiene,
y después de la
estocada continúa el viaje
hacia algún
destino incierto para mi alma.
Mas de tanto
andar el corazón se cansa
y con la
resignación de quien ya no espera nada,
encuentro un
refugio donde me acomodo;
la ternura a un
lado, el amor al otro
y en el medio de
la cama
mi cabeza loca
apoyada en tu almohada.
Silvana
Mención de Honor
XXXV Concurso Internacional de Poesia y Narrativa
“Hermanando Continentes 2013”
Instituto Cultural Latinoamericano
Junín (Bs. As.), Junio de 2013