domingo, 12 de mayo de 2013

Menciones 2011


ALGÚN DÍA

Algún día,
el menos esperado,
me iré de esta vida
para siempre.
No tendré  la obligación
de estar presente.

Algún día,
quién sabe,
el mundo prescindirá
de mi estadía.
No ocuparé un lugar
en los censos,
ni en las guías.

Algún día,
no sé cuándo,
dejarán de marcarme
errores y aciertos.
No regresaré a mis labores,
se arreglarán sin mí
los dependientes.

Algún día,
en el futuro,
viajaré de regreso
hacia el pasado.
No tendré que pedir permiso,
la tierra generosa
alojará mis restos.

Algún día,
el último,
no sabré que lo es
y perderé el tiempo
en nimiedades.

No estaré para arrepentirme
de  abrazos que no di
y  palabras que  callé.

Ese día
será igual a cualquiera.

No sentiré, por gracia,
la ausencia de los míos;
ni el dolor de ellos
por haberme perdido.

Segunda Mención
XIII Concurso Nacional de Poesía
Ciudad de Villa Nueva
Villa Nueva (Cba.), Octubre de 2011


INSTANTE  GRIS

        Era una fría noche de junio, agrisada víspera de invierno. Algo aturdida e inconsciente aún de la realidad que me llevó hasta el lugar, entré a la sala. Observé los rostros desencajados de algunos compañeros. Caminé tan sólo unos metros y, entre candelabros de bronce y coronas de flores, divisé el féretro. Me acerqué despacio y trastabillando, con la resistencia de quien no quiere tomar conciencia de lo fáctico. Dentro de la lustrosa caja de madera la descubrí a Charo,  prolijamente maquillada y vestida de rosa y lila, los colores que tanto le asentaban. En su aspecto exterior estaba como siempre. Después de la primera impresión, comencé a advertir lo que pasaba… Charo no respiraba, no hablaba, sus ojos estaban cerrados y yacía inmóvil. Su espíritu se había esfumado, ya no moraba en ese cuerpo. El lugar preciso que había ocupado su ser, ahora estaba habitado por la nada. No lloré, no en ese instante ¡No pude hacerlo! Primero surgieron los planteos filosóficos, esos que nacen inevitablemente de mi insatisfecha condición humana. Y sí, digo y repito, ¡Insatisfecha! Porque como animal soy un fracaso y para ser Dios soy imperfecta. ¡Extraños y ambiguos seres los humanos! Y pensar que los hay aterrados de cualquier ente: de alienígenas, de fantasmas, de hechiceros y otros fenómenos sobrenaturales. ¡No hay nada más para asustarnos en este mundo que de nosotros mismos, los normales!
Decidí despejar la mente de tantas y tontas preguntas que no tienen
respuestas y me alejé un poco para encontrarme con una jovencita que sí lloraba, y lo hacía desconsoladamente. Eran las lágrimas de Mili, la hija de Charo, contenida por la compañía de algunas amistades. Pensé en mí, si en una situación similar, desearía estar sola o acompañada. La saludé, pronunciando las estúpidas palabras institucionalizadas para la ocasión:
-¡Lo siento tanto Mili!
-¡Gracias por estar! (y agregó) ¡Vos la conociste mucho a mi mamá!
Hice una mueca de dolor y me fui retirando en silencio mientras me preguntaba a mí misma: ¿La conocí? ¿Mucho? ¡Somos tan incognoscibles los humanos! Sólo podría afirmar que la percibí como Charo se mostraba, pero  sé que detrás de lo que se muestra siempre hay algo que se esconde. Por eso supe que detrás de la Charo, esa que siempre aparecía impecable ante mis ojos, había más de Charo. ¡Siempre hay algo más! Algo de ese más lo descubrí en el último tiempo y si tuviera que definirlo en una palabra, diría que era “cansancio”. Lo demás de más, no alcancé a percibirlo, se lo llevó con ella.
        Al día siguiente fueron las exequias. Una tarde gris la despidió, un coche gris trasladó sus restos. Los compañeros de trabajo que formaron un cordón para dar paso al cortejo, vestían uniformes grises, y gris era el mármol de su última morada...
-¿Será gris el instante de la muerte? (pensé en voz alta)
Sentí las miradas interrogantes que no entendieron la expresión de mis pensamientos. Me relajé y el llanto brotó de los ojos. Se escurrió por las mejillas, confundiéndose con la fina llovizna. ¡Nadie se dio cuenta que lloraba!
        Hoy es jueves, a una semana de su partida. Los vivos seguimos en la rutina, es decir andando a toda velocidad por la ruta de la vida. Yo, en mi casa, engripada; tal vez a causa del intenso frío, aquella tarde, en el campo santo. Esta dolencia me libera. Por un momento abandono la desesperada carrera y emerjo del automatismo. Así puedo rememorar su despedida y lo escribo. Es mi modo de aceptarlo, y es también el espacio que encuentro para sacar a la luz lo que cotidianamente no se ve de mi misma.

Mención Especial Género Cuento
Concurso Literario “Hugo Wast” 2011
Las Varillas (Cba.)


ARMADURA

En la nocturna soledad del cuarto
el cuerpo es una pluma
y hasta puede volar,
la mente se aquieta
y el alma encuentra la paz.

Cuando nace el día
sale enfundado el cuerpo
en su traje de metal.
Con el paso de los años
la armadura se oxida,
me empecino en renovarla
y hasta en quererla cambiar.

¿Llegará el instante
que sin esta prótesis
pueda igual andar,
sin que sea ese instante
el de la muerte...el final?

Todas la ataduras quisiera desatar
mas un solo nudo, el de la pasión,
enreda los hilos y en la trama queda
prisionero el ego sin poder escapar.

Detrás de los grises, tembloroso y tímido,
se esconde el espíritu que no tiene rostros
para hacerse notar.

¿Habrá algún resquicio
por dónde se asome este gris que anhelo,
sin blancos... sin negros que son mi desvelo?

Mención Especial en Poesía
Certamen Internacional “Escritura Compartida”
Los Cocos (Cba.), Noviembre de 2011



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